Templos de Hatshepsut, Karnak y Lúxor y colosos de Memnón

Templos de Hapshetsut, Karnak, Lúxor y Colosos de Memnón

Junto al Valle de los Reyes suele ser habitual la visita a estos tres impresionantes y significativos templos, así como a los colosos de Memnón. A continuación los veremos uno a uno.

En primer lugar hablaremos del templo de Hatshepsut, una increíble construcción en la roca dedicada a Amón-Ra, dios del Sol, que la reina Hapshetsut mandó construir. Y te preguntarás, ¿quién es Hapshetsut? Se trata de la hija del faraón Tutmosis I, la única mujer faraón que ocupó el trono egipcio durante dos décadas.

El templo está construido, como mencionaba, en la roca de la montaña, y consta de varias terrazas a las que se accede a través de una enorme rampa. En él podemos encontrar representaciones de escenas de la vida de la reina y del dios Amón-Ra, así como una serie de esculturas en buen estado de conservación.

Muy cerca de este templo se encuentran los colosos de Memnón, dos estatuas de piedra gigantes en posición sentada que representan al faraón Amenhotep III. Un poco más atrás, otras estatuas representan a su madre, la reina Mutemwiya y su esposa Tiy. Miden unos 14 metros de altura y se sitúan junto al que fue el templo funerario de Amenhotep III, del que accualmente solo quedan restos.

Nuestra siguiente parada es el templo de Karnak, el mayor y más importante centro religioso del Antiguo Egipto. Dedicado al culto del dios Amón,  su complejidad y dimensiones fueron incrementándose año tras año con las incorporaciones que alrededor de 30 faraones fueron añadiendo, convirtiéndolo en el templo más influyente del país.

El acceso a Karnak tiene lugar atravesando la llamada Avenida de las Esfinges, flanqueada a ambos lados por una fila de estatuas con cabeza de carnero –símbolo del dios Amón- a través de la que nos encontramos con dos inmensos portales conocidos como pilonos. Una vez en el interior podemos encontrarnos con varios espacios entre los que se encuentran la gran sala hipóstila, un patio que acoge el templo al faraón Seti II, el templo de Ramsés III, varios patios y capillas de menor tamaño y el santuario, al que solo accedían los sacerdotes y el faraón.

De este templo lo más destacado es su grandiosa sala hipóstila repleta de enormes columnas completamente decoradas con jeroglíficos que alcanzan los 23 metros de altura.

Antiguamente conectado con Karnak a través de la mencionada Avenida de las esfinges, que en el pasado tenía una longitud de 3 km, podemos encontrarnos con otro majestuoso templo egipcio: el templo de Lúxor, también dedicado al dios Amón.

Lúxor está presidido por su famoso obelisco de 25 metros de altura –el que se situaba al otro lado de la entrada del templo está hoy en día en la Plaza de la Concordia de París– y por las enormes esculturas del faraón Ramsés II. Tras él, dos enormes portales dan acceso al templo, en el que además de las impresionantes estancias como la sala hipóstila, los patios de Ramsés II y Amenhotep III y las salas de culto, se encuentra una mezquita construida sobre el templo, que había quedado enterrado con el paso de los años. De hecho la presencia de esta mezquita ha impedido realizar las excavaciones del templo al completo. ¿Curioso, verdad?

Otra curiosidad destacable de este templo se encuentra en el patio dedicado a Ramsés II, en el que una de las estatuas del faraón alberga, junto a su pierna, la representación en pequeño tamaño de su esposa Nefertari, algo que no era habitual.

Es de destacar también la presencia de un santuario romano – debemos recordar que los templos egipcios fueron ocupados por este imperio- en el que es posible ver, por encima de las figuras de los faraones, pinturas dedicadas a los emperadores. 

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