Bélgica, sede de la capital de la Unión Europea y tierra de algunas de las ciudades de cuento más bonitas, es un destino ideal para una escapada que te traslade a otra época. Y es que pasear por las calles de Brujas, Gante o Amberes te transporta automáticamente a la Edad Media, momento en el que el auge de la arquitectura gótica se expandía por Europa y que tiene su más hermosa representación en estas localizaciones belgas.
A pesar de que hace unos cuantos años ya habíamos conocido Bruselas, su capital, y Brujas, durante un viaje en Interrail, decidimos volver a este país para profundizar un poco más en su historia. Para ello decidimos hacer una pequeña escapada de tres días en diciembre, un mes en el que es posible visitar el mercadillo navideño de Gante y Brujas o los múltiples repartidos por todo Bruselas, una época en la que sus calles y rincones lucen más espectaculares que nunca.
Viajamos desde Madrid a Bruselas un sábado en un vuelo bien temprano para llegar pronto y así poder aprovechar el día. La primera de nuestras paradas fue el Atomium, la famosa estructura de más de 100 metros construida para la Expo de 1958 formada por 9 esferas. El precio de la entrada son 16 euros y en su interior te puedes encontrar con varias exposiciones y una sala de luces, además de disfrutar de unas hermosas vistas.
A continuación nos dirigimos hacia el interior de Bruselas para pasar la jornada admirando la belleza y gastronomía del país. Visitamos el mercadillo navideño de la plaza de Santa Catalina, el más famoso y de mayores dimensiones, repleto de casitas de madera en las que te puedes encontrar artículos de artesanía, textiles, souvenirs y una oferta gastronómica muy variada y deliciosa. En uno de ellos nos tomamos un exquisito gofre con chocolate. Paramos para comer en el Grimbergen Café, situado cerca de esta plaza, en el que probamos algunos de los platos típicos de Bélgica como los mejillones, la carbonade, un estofado de ternera cocinado en cerveza delicioso y el voulavent de pollo, también espectacular, todo acompañado por las famosas patatas fritas belgas.
Por la tarde recorrimos las calles del centro histórico de la ciudad y algunos de sus puntos más conocidos como el Manneken Pis, el famoso niño meón y principal exponente de la ciudad, así como la Grand Place, en la que para la ocasión disfrutamos de un impresionante espectáculo de luces navideño que embellecía todavía más la famosa plaza, cuyo centro albergaba un enorme árbol de Navidad.
Habiendo ya atardecido cogimos un tren en dirección a Gante, ciudad en la que pasamos las siguientes noches. Ese mismo sábado recorrimos la ciudad de noche y he de decir que nos sorprendió mucho y se convirtió en nuestra ciudad favorita, pues pasear por sus calles te hace pensar que te encuentras en las páginas de un cuento. Al día siguiente visitamos la ciudad de día, conociendo algunos puntos destacados de interés, como la iglesia de San Nicolás, la iglesia de San Miguel, el Campanario municipal o Torre Belfort, la catedral de San Bavón o el Castillo de los Condes de Flandes. Independientemente de estas visitas, caminar por la ciudad en sí misma es todo un espectáculo artístico gracias a una arquitectura única y a hermosas esculturas como la adoración del cordero místico, de los hermanos Hubert y Jan Van Eyck. Por cierto, que no se te olvide probar los famosos gofres que te encontrarás por diferentes puntos de la ciudad, están espectaculares.
Entre sus rincones es recomendable subir a la torre del campanario, en la que dividida en diferentes plantas podrás conocer un poco de la historia de la ciudad y observar unas bonitas vistas. También recomendamos la visita al castillo, en la que te proporcionarán una divertida audio guía para hacerte una idea de la vida entre sus paredes. Y digo divertida porque realmente lo es, no es la típica audio guía llena de detalles aburridos, si no que está relatada por un famoso cómico belga que le da un toque de humor a la historia. Realmente tiene momentos muy buenos.
Nuestra siguiente parada fue Brujas, una de las ciudades más famosas de Bélgica, Patrimonio de la Humanidad, que visitamos el domingo por la tarde. Al hablar de ella automáticamente se te viene a la mente la imagen típica de las coloridas casitas de la plaza Grote Markt, su rincón más famoso e imagen típica de las postales. Pero Brujas ofrece mucho más que podrás descubrir paseando por sus calles, descubriendo sus canales, sus plazas como la Plaza del Burg, que acoge a la sede del ayuntamiento, su campanario, la Catedral de San Salvador o el puente de San Bonifacio, entre otras localizaciones. Y si la visitas en diciembre, el mercadillo navideño de Brujas y la iluminación de sus calles y canales te harán admirarla todavía más. Tras nuestra visita a Brujas cogimos el tren de vuelta a Gante.
Amberes, la ciudad de los diamantes, fue la última de las paradas de nuestra escapada navideña, en la que además de una bella arquitectura observarás que se trata de una urbe cosmopolita con una gran avenida central repleta de grandes tiendas. Llegamos en tren el lunes por la mañana y, nada más salir de él, te encuentras con la impresionante Estación Central de Amberes, una de las más bonitas que hemos visto. Ya de primeras, la ciudad promete.
Al igual que Gante y Brujas, Amberes cuenta con una gran plaza central, la Grote Markt, rodeada de casitas con la arquitectura típica de flandes. En ella se sitúa la sede del ayuntamiento y la bonita Fuente de Brabo, en honor al fundador de la ciudad. Unas calles más allá se sitúa la Catedral de Nuestra Señora de Amberes, de estilo gótico y dedicada a Santa María. Y si caminas un poco más, en dirección al puerto, podrás rodear el Castillo de Steen, una fortaleza militar creada para evitar las invasiones enemigas y que también funcionó como prisión.
Terminada la visita cogimos un tren en dirección a Bruselas para coger el vuelo de vuelta a Madrid.
Si buscas una lugar en el que vivir una bonita Navidad, Bélgica puede ser un destino ideal, un país para viajar en pareja, con amigos o en familia, en el que el espíritu navideño se adueñará de ti.
A continuación, y para finalizar, comparto una muestra del espectáculo de luz navideño de la Grand Place de Bruselas.