San Xurxo de Sacos, mi paraíso rural

Dice una famosa canción de Gloria Estefan que la tierra donde naciste no la puedes olvidar, porque tiene tus raíces y lo que dejas atrás. Y en mi caso, todas y cada una de esas palabras se cumplen a rajatabla. Y es que aunque llevo más de una década lejos de San Xurxo de Sacos, la aldea de mis orígenes, pensar el volver y pisar sus tierras siempre me reconforta. Es por ello que hoy os quiero hablar de mi paraíso rural particular.

San Xurxo es una aldea de aproximadamente 500 habitantes situada en el ayuntamiento de Cerdedo-Cotobade en la que es posible conectar con la naturaleza de los paisajes del precioso valle en el que se encuentra situada. Caminar por sus diferentes rincones te aporta paz y tranquilidad, y te permite perderte del mundo.

Y te preguntarás, ¿qué ver en San Xurxo de Sacos? La respuesta es simple: principalmente los paisajes verdes típicos de Galicia, aunque también algún que otro secreto que a continuación veremos.

En primer lugar destaca la famosa Carballeira do San Xusto, un paraje idílico en el que un magnífico robledal recibe al viajero con los brazos abiertos y que acoge la ermita del siglo XVI dedicada a los santos Xusto y Pastor -tal y como indica su inscripción en latín- cuya festividad se celebra cada 5 y 6 de agosto con una romería, procesión y dos días de fiesta.

La importancia de esta Carballeira para la parroquia de San Xurxo radica en la historia que esconde detrás. Y es que en el año 1990, un párroco de la archidiócesis de Santiago de Compostela intentó registrarla a nombre de la Iglesia, algo que suscitó las continuas protestas de los vecinos, cuyo movimiento llegó hasta el Tribunal Supremo de Madrid, quien finalmente dio la razón al pueblo, estableciendo que su propiedad debía ser de la Comunidad de Montes. Ya veis que no andamos con juegos, lo que es nuestro, es nuestro y que no nos lo quite nadie.

Muy cerca de la Carballeira es posible llegar al entorno del río Lérez, que unos kilómetros más allá desemboca en la ciudad de Pontevedra formando una de las bonitas Rías Baixas.

El río ha tenido siempre mucha importancia para el pueblo y, junto a él, se situaron antiguos molinos para el maíz y una central hidroeléctrica hoy reconvertida en un balneario.

Es posible atravesar el río sobre a Ponte Nova o puente medieval de San Xurxo de Sacos, del siglo XVIII.

En ese mismo siglo comenzó a construirse el Pazo de Bermúdez de Castro, una edificación que veía a diario, pues se encuentra a apenas 500 metros de la casa donde nací.

Este pazo, levantado a finales del XVIII y principios del XIX – en concreto, entre los años 1786 y 1806, tal y como indican las inscripciones de su puerta de acceso principal- es una construcción de planta cuadrada y patio central que cuenta con interesantes detalles arquitectónicos como sus cañones. A pesar de que su visita interior no es posible dado que es de propiedad privada, merece la pena conocer su exterior.

Os dejo un vídeo y unas imágenes para que podáis haceros una idea de su belleza.

Como toda parroquia, destaca también la iglesia románica de San Xurxo de Sacos. El principal lugar de culto de la aldea tiene planta de cruz latina y una puerta con arco de medio punto y un campanario de dos cuerpos.

Iglesia Parroquial de San Xurxo de Sacos

Para finalizar, no debemos olvidarnos de admirar los verdes paisajes de esta aldea, que esconden secretos como los Petroglifos do Lombo da Costa de la época neolítica en perfecto estado de conservación.

Espero que os haya gustado mi lugar de origen y os animéis a visitarlo, por mi parte, ¡cuento los días para volver!

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