Ruta por Marruecos en 8 días

Viajar a Marruecos supone adentrarse en un país lleno de color, aromas, gentío y bullicio. Un país en el que podemos encontrarnos con Medinas que atrapan al visitante, desiertos de grandes dunas, encantadores pueblos junto al mar y ciudades repletas de historia y un rico patrimonio. Si te decides a visitar el país africano más cercano a Europa, a continuación compartimos nuestra ruta por Marruecos en 8 días.

Día 1 – Madrid – Fez

Viajamos desde el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas hasta el aeropuerto de Fez-Saïss en un vuelo de aproximadamente una hora y cuarenta minutos de duración.

Para el traslado hasta la ciudad de Fez hay varias opciones, desde un autobús hasta la estación de trenes (la línea más popular es la número 16) de 40 minutos de duración y un precio de 4 dirhams (0,40 €), taxis que te dejarán en la puerta de la Medina (en su interior no está permitido el paso de vehículos) por un precio aproximado de 150 dirhams (13,70 €) y servicios de traslado que son similares a los taxis en cuanto a precio y duración del trayecto, a diferencia de que te pueden acompañar hasta tu alojamiento. En nuestro caso optamos por un servicio de taxi.

Una vez llegamos a la Bab Boujeloud o Puerta Azul, nos adentramos en su entramado de calles, donde pudimos comprobar de primera mano el bullicio de habitantes, vendedores y visitantes de la medina más antigua y auténtica del país. He de confesar que al principio puede resultar un tanto abrumador, pues las calles son bastante estrechas y laberínticas, por lo que debes fijarte bien por donde caminas para no acabar perdiéndote.

A lo largo de las calles de la Medina de Fez te encontrarás con distintos zocos de productos y aromas variados, desde especias hasta artículos de piel y montones de productos más, que para adquirir a buen precio debes ser experto en regatear. Podrás también acceder a terrazas de bares o restaurantes -a cambio de una propina- desde las que contemplar las famosas curtidurías (Chouwara es la más conocida) -en las que se trabajan las pieles y que tienen un olor característico debido a que las tintan con excrementos de diferentes animales- o tomarte un té de menta en sus numerosos locales de restauración.

En el entramado de calles de Fez también te encontrarás con otros lugares de interés como su espectacular Palacio Real, la escuela coránica Medersa Bou Inania, que puede visitarse entre las 9.00 y las 18.00 horas, el Museo Nejjarine, repleto de objetos de madera realizados a mano y que puede visitarse entre las 10.00 y las 1500 horas y la fuente Nejjarine, situada en la misma plaza que el museo y de interés por ser la más antigua y fotogénica de la ciudad por su bonita decoración de azulejos de colores.

No pueden faltar mezquitas como la Mezquita Al Karaouine y plazas como la Seffarine y la plaza R’Cif, en las que empaparse de la cultura y ambiente de la ciudad, así como el Barrio Andaluz, el más antiguo de Fez, en el que destaca la Mezquita de los Andaluces con su minarete verde y blanco. Y si quieres disfrutar de un pulmón verde, no te pierdas los Jardines Jnan Sbil.

Palacio Real de Fez
Vistas de Fez y su medina

Fez es una ciudad en la que perderse y disfrutar de cada detalle en sus puertas, paredes y fachadas. Puedes hacerlo por tu cuenta o, si lo prefieres, a través de una visita guiada por su medina en la que te contarán todos sus secretos. También existen tours panorámicos a través de los que disfrutar de las mejores vistas de la ciudad.

Día 2 – Rabat

Viajamos de Fez a Rabat en tren, durante un trayecto de aproximadamente 3 horas de duración. El precio puede oscilar entre los 15 y los 30 euros en función de la compañía elegida para el viaje, ya que algunos trayectos son express y su duración no alcanza las 3 horas.

A pesar de que la fama de la capital marroquí es la de una ciudad poco atractiva para el visitante, en nuestra opinión no es así. Si bien es cierto que no se trata de la ciudad mas bonita del país, tiene algunos atractivos como la zona marítima, en la que dar un agradable paseo junto a la playa hasta el faro y el Fuerte de Rotemburg. Ahí te encontrarás con una zona el la que se pueden hacer paseos en barca.

Continuando nuestro camino, con el mar a mano izquierda, cuando te encuentres con una fortaleza en tonalidad marrón claro podrás acceder a un barrio pintoresco en colores azules conocido como Kasbah de los Oudayas, un lugar por el que merece la pena pasear entre sus estrechas calles.

Otros lugares de interés que puedes visitar en Rabat son el Jardín Andalusí, un lugar en el que alejarse del bullicio de la ciudad y disfrutar de su gran variedad de plantas, la Torre Hassam, una torre de unos 44 metros de altura, que se halla rodeada de 200 columnas de diferente tamaño, y que constituye las ruinas de una antigua mezquita del siglo XII, y el Mausoleo Mohammed V, situado en la misma explanada que esta torre y que está cubierto de un bonito mármol de origen italiano.

Además de estos lugares, a una media hora andando de la ciudad se encuentra la Chellah, una fortificación que incluye ruinas romanas como las de un foro y que posteriormente se convirtió en necrópolis de los sultanes marroquíes. Se trata de un lugar de interés dado que en él podemos contemplar una combinación entre diferentes culturas como la cartaginesa, la fenicia, la romana y la árabe, en un solo lugar, un emplazamiento que parece ideal a la amplia colonia de cigüeñas que la utilizan para construir sus nidos.

Por último se encuentra el Palacio Real de Rabat que, al contrario de lo que pueda parecer, no se accede por la llamativa puerta repleta de guardias -a la que es mejor no acercarse si no quieres recibir una reprimenda-, sino por la parte trasera, conocida como Mechouar. El acceso se realiza tras un exhaustivo control policial y con una visita muy controlada por los empleados de seguridad, en la que te acercanal palacio para que puedas realizar unas pocas fotos. La visita no es maravillosa, pero sí curiosa por todo el trámite necesario para el acceso, aunque tampoco es un lugar imprescindible en Rabat.

Día 3 – Marrakech

Viajamos desde Rabat a Marrakech nuevamente en tren por unos 30 euros el billete y una duración aproximada de 3 horas y 40 minutos. Nada más llegar, se puede contemplar el por qué se la conoce como ‘Ciudad Roja’ por la tonalidad de sus edificios y plazas, así como el por qué es la ciudad más visitada de Marruecos, pues su encanto y sus calles llenas de vida, color y aromas, cautivan al viajero.

Si visitas la ciudad te preguntarás ¿qué ver en Marrakech? La respuesta es que en esta ciudad podrás encontrarte con un montón de rincones y monumentos de interés encabezados por la famosa Plaza Jamaa el Fna. Se trata de la plaza más famosa de la ciudad, aquella en la que se concentra la mayor parte de la actividad de puestos ambulantes de comida y personas que tratan de ganarse la vida con actividades como peinados, tatuajes o fotografías con animales como monos -esto último no nos gustó dado que tienen a los animales encadenados y esclavizados, por lo que les ignoramos-.

En esta plaza es recomendable acceder a alguna de las terrazas de su alrededor para disfrutar de un aperitivo o comida con vistas privilegiadas a la plaza desde las alturas.

Plaza Jamaa El Fna desde una terraza

Otro de los atractivos de la ciudad es su Medina, que incluye un extenso zoco en el que, si bien puedes encontrar montones de productos, nos pareció menos auténtico que el de Fez por el bullicio constante de motos pasando a tu lado y armando ruido.

i hay un edificio inconfundible en la silueta de la ciudad, ese es la Mezquita Koutoubia, una construcción dominada por un minarete de 66 metros de altura en el que destaca el alicatado de azulejos verdes de su parte superior. Este es conocido también como minarete de los libreros, pues antiguamente lo rodeaban puestos de manuscritos y libros.

A pesar de que está prohibida la entrada a esta mezquita para los no musulmanes, merece la pena dar un paseo alrededor de la plaza Jamaa el Fna en busca de la mejor panorámica para fotografiarla, que suele encontrarse por la parte repleta de árboles.

Mezquita Koutoubia

Apartada del ajetreo del centro, una visita recomendada en Marrakech es, sin duda, la Medersa Ben Youssef, la escuela musulmana más grande del país, en la que destaca su espectacular patio central, repleto de paredes decoradas al milímetro con detalles hechos a mano que merece la pena pararse un rato a observar. Puede visitarse todos los días entre las 08.00 y las 18.00 horas.

También proporciona un respiro al viajero una visita al Palacio El Badi, una construcción que actualmente se encuentra en un estado un poco de ruina, pero al que merece la pena acercarse y disfrutar paseando alrededor de su patio y su estanque. Desde sus muros, también puede disfrutarse de unas buenas vistas de Marrakech. Todos los días entre las 08.00 y las 17.00 horas puede visitarse este palacio.

En Marrakech la cosa va de palacios, y otro de los que se pueden visitar es el Palacio de la Bahía, una espectacular construcción en la que destacan su patio central decorado a base de alicatado de diferentes colores y su estanque. Merece la pena visitarlo si dispones de tiempo, ya que se encuentra a unos 20 minutos caminando desde la plaza Jamaa El Fna y, aparte de la decoración, no contiene objetos de valor en su interior, pero aún así no está de más pasarse a contemplar su belleza. Puede visitarse entre las 09.00 y las 16.30 horas.

Palacio de la Bahía
Palacio de la Bahía

Si buscas un lugar en el que desconectar del ruido y bullicio de Marrakech, ese es, sin duda los Jardines Majorelle. Se trata de unos jardines diseñados por Jacques Majorelle y adquiridos en la década de los 80 por el diseñador Yves Saint Laurent, en el que puede disfrutarse de ejemplares de plantas procedentes de distintas partes del mundo. Todo ello acompañado por fuentes, lagos y edificios de colores vivos, que hacen de ellos un lugar muy fotografiable.

Pueden visitarse entre las 08.00 y las 17.30 horas por un precio de 14 euros, siendo recomendable adquirir la entrada de forma anticipada, pues se forman unas extensas colas bajo el calor de la ciudad que pueden hacerse bastante insoportables.

Día 4:  Kasbah de Telouat, Ait Ben Haddou, Valle de Ounila y Ouarzazate

Tras unos días recorriendo las tres ciudades marroquíes por nuestra cuenta, comenzó nuestra aventura por el Atlas y el desierto de la mano de la empresa Marruecos 4×4, con la que realizamos un tour de 4 días en coche 4×4 exclusivo para nosotros.

El coche nos recogió en las proximidades de la plaza Jamaa El Fna, haciendo una primera parada en la Kasbah de Telouat. Las Kasbah son edificios fortificados de origen bereber construidas en tierra cruda y paja, que constituían la residencia de familias poderosas o importantes. En este caso, esta Kasbah pertenecía a la familia El Glaou.

Otro de los puntos fuertes del primer día de ruta fue la visita a la Kasbah Ait Ben Haddou, una de las más fotogénicas y famosas debido a su aparición en películas como Lawrence de Arabia, Babel, Gladiator o la serie Juego de Tronos. Se trata, sin duda, de un lugar imprescindible que ver en Marruecos.

Continuamos nuestra ruta por el Valle del Ounila, disfrutando de los paisajes del Atlas marroquí, con paradas para comer en restaurantes de confianza de la empresa, hasta llegar a Ouarzazate, ciudad conocida como La puerta del desierto de Marruecos, y en la que nos alojamos en un Riad con cena incluida.

Día 5: Ouarzazate, Valle del Draa, Desierto de Merzouga y noche en Haimas Nómadas

Comienza el día con un desayuno tras el que volvemos a retomar el viaje en coche por el Valle del Draa, que deja paisajes espectaculares repletos de verdes palmerales alrededor del río Draa, uno de los más largos del país.

La ruta continúa hasta el Desierto de Merzouga, momento en el que cambiamos el medio de transporte: del coche pasamos… a los dromedarios. Así, montados sobre estos animales, recorrimos las dunas del desierto hasta llegar a nuestro alojamiento de esa noche: las haimas.

El recorrido por el desierto es una experiencia totalmente recomendable que deja imágenes grabadas en la retina como la puesta de sol sobre la arena, dando al cielo y la arena una tonalidad rojiza, y sensaciones como sentir la arena en los pies.

Día 6: Gargantas del Todra y Valle del Dadés

Tras la noche durmiendo en el desierto comenzamos el día con un desayuno, tras en que volvemos a partir en dromedario hasta Ouarzate, donde retomamos el coche para dirigirnos hasta otro punto fundamental en Marruecos: las gargantas del Todra, un cañón rocoso formado por el río homónimo que dibuja uno de los paisajes más espectaculares del mundo y un lugar ideal para los amantes de la escalada, con algunas paredes que rondan los 100 metros de altura.

Tras recorrer este increíble paraje continuamos nuestro recorrido por el Valle del Dadés, disfrutando de los paisajes marroquíes, hasta llegar al Riad Tama en Ouarzazate, donde pasamos la noche.

Día 7: Valle de Rosas, Palmeral de Skoura, Alto Atlas y vuelta a Marrakech

Finalizamos la aventura recorriendo el Valle de Rosas, el Palmeral de Skoura y el Alto Atlas, que nos dejan una vez más paisajes espectaculares. A lo largo del trayecto podemos divisar una serie de hermosas kasbah que emergen entre el desértico entorno. Entre ellas destaca la Kasbah de Taourirt, perteneciente a la familia El Glaoui y una de las mejor conservadas del país.

El día remata con el regreso a Marrakech, donde nos despedimos de la empresa Marruecos 4×4.

Día 8: Essaouira

Para finalizar el viaje por Marruecos contratamos una excursión hasta la ciudad costera de Essaouira, una de las más hermosas del país. De camino a la ciudad, hicimos una parada en una atracción del país que nos pareció una absoluta tontería y que no apoyamos ni fomentamos: las cabras en el árbol de argán.

Se trata de un árbol en el que tienen a unas cabras subidas a las ramas para que los turistas hagan fotos y paguen a los pastores por ello. No nos gustó porque no se ve que sea algo natural que hagan las cabras, sino que las obligan a estar ahí y, en ocasiones, hasta a subir a las ramas cuando algunas no quieren.

Que conste que la imagen que pongo a continuación las sacamos sin bajar del autobús ni contribuir con dinero a esto, simplemente para que comprobéis el nivel de negocio que se le atribuye a todo.

Cuando llegas a Essaouira, lo ideal es perderse por sus calles, especialmente por su Medina, declarada Patrimonio de la Humanidad, y disfrutar con los colores de su zoco, donde podrás encontrar productos de todo tipo: artesanía, alimentación, pintura… así como bares y restaurantes en los que sentarse tranquilamente a disfrutar de un té.

Una vez recorras la Medina, es recomendable caminar por la calle Skala, una de las arterias de la ciudad que discurre en paralelo al mar y nos lleva hasta una fortificación repleta de cañones y donde podremos hacer algunas de las mejores fotografías del lugar.

Y no puedes irte de la ciudad sin visitar -e incluso darte un buen bañito, ya que la temperatura del agua era muy buena- por las playas de Essaouira, inmensos y bellos arenales en los que disfrutar de un momento relajante.

Finalizamos ahora si nuestro viaje por Marruecos regresando a Marrakech y tomando un vuelo de vuelta a Madrid, habiendo disfrutado de una experiencia única y sorprendente, un país repleto de contrastes que, sin duda, merece la pena conocer.

¿Has viajado a Marruecos o tienes pensado hacerlo? Cuéntanoslo en comentarios.

Y si necesitas un poco de ayuda, a continuación compartimos algunas excursiones con las que, seguro, disfrutarás mucho más de este país:

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