10 días en Bali, la isla indonesia de los dioses

¿Buscas un destino de vacaciones en el que poder desconectar y disfrutar de paradisíacos paisajes, riqueza cultural y gastronómica y experiencias inolvidables? Si es así, aquí encontrarás la respuesta: tu próximo destino es Bali.

Y es que esta pequeña isla situada en Indonesia conocida como isla de los dioses te cautivará desde el primer momento en el que entres en contacto con ella gracias a sus hermosos paisajes, donde encontrarás preciosos arrozales, ciudades llenas de historia y un sinfín de templos en los que conectar con el misticismo de este país.

¿Cuándo viajar a Bali?

Si te decides a visitar la isla debes saber que la mejor época para viajar a Bali es entre los meses de abril y octubre, la época seca, meses en los que es menos probable que la lluvia entorpezca tus actividades. No es muy recomendable preparar tu viaje entre noviembre y marzo dado que las precipitaciones suelen ser constantes a lo largo del día e incluso muchas de las visitas no pueden realizarse. En nuestro caso, viajamos la última semana de junio y la primera de julio, y no tuvimos ningún problema con la climatología, el tiempo fue estable, las temperaturas agradables, y las lluvias ausentes.

Para llegar hasta Bali debes saber que es necesario hacer al menos una escala en tu viaje en avión. En nuestro caso elegimos la compañía Qatar Airways, haciendo escala en Doha tras aproximadamente 8 horas de vuelo. Tras esa escala, el viaje hasta Bali dura unas 9 horas y media más, así que prepárate para ver muchas películas o descansar. Eso sí, en cuanto aterrices en la isla, habrá merecido la pena.

Primer día: Jimbaran y templo de Uluwatu

Nuestro vuelo nos llevó hasta el aeropuerto internacional Ngurah Rai, situado en Denpasar, la capital balinesa. Desde allí nos desplazamos en taxi (por un precio de 6 euros) hasta la zona de Jimbaran, en la que pasamos la primera noche. Por cierto, no te asustes si ves que en un trayecto como este, de unos 6 km, se tarda en coche casi media hora, pues el denso tráfico de la isla hace que esto sea la rutina común, así que ármate de paciencia en los desplazamientos. Por ello, recomendamos no conducir en la isla, sino alquilar un coche con conductor o moverte en taxi u otros medios.

Tras descansar la primera noche, al despertar la mañana siguiente dimos un paseo por la playa de Jimbaran, una de las más conocidas del país -de hecho había varias parejas de novios haciéndose sus fotos de boda allí-, y además aprovechamos para acercarnos al mercado de Pasar Ikan, en el que es posible adquirir frutas, verduras, y pescado fresco, e incluso te encontrarás con restaurantes -allí llamados warung– que te cocinan el pescado que has comprado. En nuestro caso, compramos una langosta por 22 euros el kilo y tres pescados por 3 euros en total.

Nuestra comida: langosta y pescado local. Total: 25 euros

Tras la comida, por la tarde nos desplazamos hasta el templo de Uluwatu, situado en un espectacular emplazamiento junto al mar. El precio para entrar al templo es de 50.000 rupias indonesias (aproximadamente 3 euros por persona) en el caso de los adultos y 30.000 (1,78€) los niños, aunque también puedes reservar excursiones privadas con guía en español con el que no perderte ningún detalle.

En este templo, además, es posible disfrutar de la danza típica balinesa Kecak (la entrada es independiente de la de acceso al templo y cuesta 150.000 rupias por persona, unos 9 euros). Una experiencia recomendable si te desplazas hasta este lugar.

Tras disfrutar de este espectáculo, regresamos a Jimbaran, donde cenamos en uno de los restaurantes situados en la playa y disfrutamos de un cóctel mirando al mar.

Días 2 y 3: Nusa Penida

Los siguientes dos días en Indonesia nos desplazamos hasta una isla cercana a Bali llamada Nusa Penida. Para ello partimos desde el puerto de Pantai Matahari en Sanur, habiendo reservado el barco en la página web 12go.asia por el precio de 8 euros por persona. Hemos de decir que el trayecto cambia mucho dependiendo del barco en el que vayas, en nuestro caso la experiencia fue un poco horrible con una compañía llamada Ankal, pues además de que no era muy cómodo (la gente se mareaba), colocaron las maletas en la parte superior del barco, a descubierto, por lo que se fueron mojando con el agua, así que mucha de la ropa llegó empapada y oliendo a mar, por lo que recomendamos protegerla con un plástico o algo impermeable, por si acaso (aunque no todos los barcos son así, en otros como Vivendra la experiencia fue mucho mejor, pues el barco era más cómodo, las maletas iban protegidas en el interior e incluso te daban botellas de agua).

En la isla, elegimos como alojamiento los Meket Bungalows, situados en una ubicación muy tranquila, repleta de jardines muy cuidados desde donde contemplar una bonita vista. El hospedaje cuenta con conductores que te trasladan a los lugares de la isla que quieras visitar, de modo que el primer día solicitamos que nos acercasen a uno de los puntos clave, Crystal Bay, una de las playas más famosas y visitadas. Aunque el día no acompañaba mucho, se podía intuir que su nombre proviene de lo cristalino de sus aguas.

Desde la playa, siguiendo un sendero no muy largo ni dificultoso, es posible acceder a otra playa que merece mucho la pena y a la que no tantos visitantes llegan, Pandan Beach, otro pequeño arenal de aguas cristalinas, en el que disfrutamos de un agradable baño prácticamente solos.

El día siguiente lo dedicamos a continuar conociendo enclaves estratégicos de la isla de Nusa Penida. Comenzamos la jornada visitando el templo Goa Giri Putri. Lo curioso de este templo es su ubicación subterránea en el interior de una cueva, cuyo acceso se realiza a través de un pequeño agujero (puede que la entrada no sea apta para todo el mundo debido a sus dimensiones y complejidad).

Tras esta visita, nos dirigimos hacia uno de los puntos más espectaculares de la isla a nivel paisajístico: Diamond Beach, una espectacular playa que debe su nombre a una formación rocosa en forma de diamante situada en uno de sus extremos, y un lugar en el que se puede contemplar la fuerza de la naturaleza en todo su esplendor.

Si bien las vistas desde la parte superior ya de por sí son espectaculares, muchos visitantes se atreven a llegar hasta abajo del todo para pisar su fina arena blanca, aunque hemos de decir que el trayecto hasta allí se realiza a través de un estrecho y escarpado sendero, bastante complicado e incluso peligroso e intimidante en algunos tramos, por lo que no es recomendable para todo el mundo. Eso sí, si te atreves con ello, una vez pises el arenal, habrá merecido la pena. Incluso allí podrás encontrar un columpio en el que obtener un bonito recuerdo.

Muy próxima a Diamond Beach se encuentra otro arenal que merece la pena visitar, Atuh Beach, y que además, tiene un acceso mucho más sencillo, a través de grandes escalones (son bastantes en cantidad, pero fáciles de recorrer). En esta playa, además de un chiringuito en el que poder tomar algo, es posible darse un baño (ya que en Diamond el arenal es escaso y de gran oleaje, por lo que resulta peligroso).

Atuh Beach

Para completar la visita, accedimos a un mirador desde el que es posible ver la playa de Diamond Beach desde el otro lado, precisamente desde muy cerca de la formación rocosa que da nombre al arenal. Se trata del Thousand Islands Viewpoint, una ubicación que no debes perderte dada la estampa tan espectacular que vas a encontrarte ante tus ojos, y que se quedará grabada en tu memoria.

El día finalizó regresando a nuestro alojamiento, dado que nos habíamos desplazado hasta el lado opuesto de la isla, y las distancias en coche se hacen bastante largas por el mal estado de las carreteras, razón por la que recomendamos no conducir en Nusa Penida, sino contratar un conductor o bien elegir un hotel con conductores como el que nosotros seleccionamos, pues puedes evitarte algún que otro disgusto en la carretera.

Para terminar nuestro paso por la isla indonesia, el último día lo dedicamos a visitar otros lugares imprescindibles, comenzando por Kelingking beach, un espectacular arenal situado en una ubicación única, difícil de describir con palabras. Al igual que ocurría en Diamond Beach, es posible bajar hasta la playa, pero no es muy recomendable si no estás bien preparado, pues aunque el acceso engaña al principio, al comenzar bastante accesible a través de grandes escalones, a medida que vas descendiendo, se va complicando, estrechándose bastante, y haciéndose muy complejo y peligroso.

Muy cerca de Kelingking beach se encuentra un parque llamado Paluang Cliff, un lugar preparado básicamente para hacer fotografías, pues aunque hay unas vistas espectaculares, lo que más llama la atención es una buena cantidad de figuras como manos, una barca de madera o una cabaña, en las que los turistas se agolpan para llevarse un recuerdo fotográfico. Si decides visitarlo, debes saber que el acceso cuesta 30.000 rupias indonesias (1,78 euros), y es recomendable ir por la mañana, dado que por la tarde la luz del sol puede empañar las vistas.

Nuestro paso por Nusa Penida finalizó visitando Broken Beach, otro de los lugares fundamentales en la isla, pero que se disfruta menos dada la cantidad de visitantes que se agolpan a su alrededor.

Broken Beach es una playa situada en un escarpado arco rocoso formado por la naturaleza, de gran belleza, y que cuenta con un entorno espectacular en el que descubrir sus cristalinas aguas.

Días 4, 5 6 y 7: Ubud

De vuelta en Bali, los siguientes días de nuestra visita indonesia los pasamos alojados en la ciudad de Ubud, una de las más famosas urbes, dotada de una buena oferta de tiendas y restaurantes. Desde Ubud, nos desplazamos a varios lugares de la isla en forma de excursiones diarias con la empresa Sonrisa Viajes Bali. Gracias a nuestro guía llamado Nano, que habla en un perfecto español, pudimos descubrir templos, arrozales, cascadas y muchos otros rincones, conociendo con detalle la historia y costumbres particulares de la isla. Una empresa muy recomendable si viajas a Bali.

El primer día nuestra excursión comenzó conociendo una casa típica balinesa. Como curiosidad, la estructura de las casas balinesas es como la del cuerpo humano: la cabeza es la zona dedicada a los templos (porque en Bali, todas las casas tienen un templo para celebrar ceremonias y para las ofrendas diarias), el cuerpo está formado por la cocina y las habitaciones, y las extremidades son otras estancias como los baños, el garaje, etc.

En las casas balinesas viven familias enteras formadas por padres, con su propia habitación en forma de pequeña casita, e hijos, con sus habitaciones independientes que también sirven como dormitorio para la pareja cuando contrae matrimonio.

A continuación, pudimos disfrutar de uno de los espectáculos más conocidos de Bali, la danza del Barong, un baile ritual que representa la batalla entre el bien y el mal, protagonizada por el león Barong, rey de los espíritus del bien, y Rangda, la reina de los demonios. El coste de la danza fue de 100.000 rupias (5,7 euros) y la duración aproximada de 2 horas.

Para nuestra siguiente parada tuvimos que decidir entre el templo Madre de Besakih y el templo Pura Kehen, eligiendo este último dado que nuestro guía nos comentó que la visita sería más agradable por la menor afluencia de visitantes a este último. Y la decisión no pudo ser más acertada, pues pudimos disfrutar de este precioso templo (con un precio de 50.000 rupias por persona / 2,85 euros), prácticamente solos, descubriendo de cerca la belleza de sus distintos elementos.

De camino al siguiente templo hicimos una parada en el Penglipura Bamboo Forest, un pequeño bosque de bambú en el que caminamos un ratito entre los altos tallos de esta planta.

La siguiente parada de nuestra excursión fue el templo Tirta Empul (50.000 rupias persona /2,85 euros), famoso por sus aguas purificadoras, en las que es posible sumergirse con distintos objetivos, pues cada chorro sirve para atraer algo distinto, fortuna, salud, etc. Así que si necesitáis atraer algo a vuestra vida, elegid el chorro y no dudéis en sumergiros.

Para finalizar, la tarde la dedicamos a visitas paisajísticas: en primer lugar, Ulu Petanu (25.000 rupias / 1,42 euros), una cascada de aproximadamente 25 metros de altura en la que poder darse un baño, y las terrazas de arroz Tegalalang (50.000 rupias / 2,85 euros), un espectacular enclave repleto de cultivos de arroz y actividades como tirolina, bicicleta sobre cuerda en el aire o incluso una fotografía sobre un columpio en la que te visten con un largo vestido con lazo que vuela al compás de cada ida y venida del columpio.

Pero más allá de estas atracciones turísticas, estas terrazas de arroz conforman un impresionante paisaje, uno de los más bellos para nuestro gusto de la isla de Bali, que merece la pena disfrutar dando un tranquilo paseo, contemplando de cerca los granos de arroz, y dejándose envolver por la verde y natural atmósfera que te rodea.

El segundo día de excursión con la empresa Sonrisa Viajes Bali lo comenzamos con la visita al templo Taman Ayun, antiguo palacio de descanso de la familia real balinesa, al que es posible acceder por un precio de 20.000 rupias (1,28 euros). En este templo destacan las torres meru, estructuras de madera con tejados de hasta 11 niveles realizados en paja. La altura de las torres hace referencia al monte sagrado hindú llamado Meru, y los distintos niveles del cielo en dicho monte están representados por cada uno de los 11 tejados.

De camino a nuestro siguiente destino hicimos una parada para disfrutar de una panorámica de los lagos gemelos de Bali, dos lagos prácticamente idénticos separados por una densa selva tropical que aportan paz mientras los estás contemplando desde las alturas.

Lagos gemelos de Bali

Precisamente de agua fue nuestra siguiente visita, la cascada Banyumala (50.000 rupias / 2,85 euros). Situada en un entorno espectacular, en este salto de aproximadamente 35 metros de altura es posible darse un baño y disfrutar de sus cristalinas -y también frías- aguas.

La jornada continuó con la visita a dos de los templos más populares de la isla indonesia. En primer lugar, el templo del agua Ulun Danu Beratan (75.000 rupias / 4,28 euros para los adultos y 50.000 rupias / 2,85 euros, para los niños). Se le conoce también como templo flotante, dada su ubicación sobre el agua, y está situado a orillas del lago volcánico de Bratan en el monte Bratan. Se trata de uno de los templos más originales y visitados de Bali, que merece la pena conocer.

Templo del agua Ulun Danu Beratan

Para finalizar el día nos desplazamos hasta el templo Tanah Lot, una de las visitas obligadas de la isla por su estratégica ubicación en una formación rocosa de la costa suroeste de la isla de Bali. De hecho, Tanah Lot significa «tierra en el mar», y es uno de los lugares preferidos para los amantes de la fotografía, pues es posible obtener preciosas estampas desde diferentes ángulos, e incluso disfrutar de una preciosa puesta de sol que le da a las imágenes un aire más cálido. Eso sí, cuidado con la marea y con las resbaladizas rocas, pues más de uno se llevó una caída.

El tercero de nuestros días en Ubud lo dedicamos a conocer la ciudad, una de las urbes con más ambiente por su alta afluencia de visitantes. En Ubud puedes encontrarte servicios de todo tipo, por lo que encontrarás todo lo que necesites. Lo ideal es visitar la calle central, repleta de restaurantes y tiendas, pero también alejarse un poco y pasear por los mercadillos, en los que adquirir todo tipo de productos a buen precio (según la capacidad de regateo de cada uno).

En Ubud es fundamental visitar su palacio, de entrada gratuita, así como el famoso Bosque de los monos (80.000 rupias / 4,57 euros los adultos y 60.000 rupias / 3,43 euros para los niños). Este curioso bosque está repleto de ejemplares de monos de distintas edades que se pasean a tu alrededor. Eso sí, recuerda no darles de comer, ni mirarles a los ojos o sonreírles, pues lo toman como amenaza y pueden atacar (está comprobado, pues vimos cómo atacaban a algún visitante). Tomando estas precauciones, no tendrás problema con ellos.

Y por supuesto no puedes irte de Ubud sin disfrutar de la ruta de senderismo conocida como Campuhan Ridge. Con una longitud aproximada de 3,7 kilómetros, este sencillo recorrido te lleva a través de la verde naturaleza que rodea la ciudad, lejos del bullicio, para que puedas disfrutar del silencio y la tranquilidad. Sin duda, es muy recomendable realizarla entera y llegar hasta las casas que encontrarás al finalizar, donde puedes comer o tomar alguna bebida con unas vistas inmejorables.

Campuhan Ridge

Finalmente, nada mejor para terminar el día que una buena cena. Ubud cuenta con una amplia oferta de restauración, pero nosotros recomendamos el Warung Tradisi, un restaurante ubicado en el interior de una casa tradicional balinesa (la propia familia es la que te prepara los platos y te los sirve). En él, podrás disfrutar de algunos de los platos típicos de la gastronomía balinesa (recomendamos el rijsttafel de la imagen inferior), con una cuidada presentación, un delicioso sabor, una buena relación calidad-precio y una exquisita atención por parte de la familia.

El último día hospedados en Ubud retomamos las excursiones con la empresa Sonrisa Viajes Bali tras nuestro día libre. En primer lugar visitamos el templo Goa Lawah (30.000 rupias / 1,71 euros). Allí se celebraban varias ceremonias ese día, las conocidas como ‘Ceremonias del agua y el volcán’, en honor a los antepasados, para su reencarnación, además de la ceremonia para pedir el agua sagrada. Además pudimos verde cerca la procesión hacia el templo.

A continuación visitamos un pueblo tradicional llamado Tenganan, cuyo acceso no tiene un precio fijo, sino que se paga la voluntad (según nuestro guía, lo recomendable son 25.000 rupias por persona / 1,43 euros). Se trata de un pueblo con mucho encanto tanto por su ubicación (su nombre significa «Pueblo entre montañas’) como por lo bien conservado que está, así como por no ser tan turístico como otros que pueden visitarse, por lo que es mucho más natural.

La siguiente visita fue a uno de los palacios más fotografiables de Bali, Tirta Gangga (70.000 rupias / 3,99 euros los adultos y 35.000 rupias / 2 euros, para los niños). Tirta Gangga es un antiguo palacio real construido en el año 1946, hoy abierto al público, que puede disfrutar de un precioso entorno rodeado de agua, peces y láminas de piedra que te permiten caminar sobre el agua. Sin duda, una visita imprescindible si visitas la isla indonesia.

Para finalizar nuestro último día de excursiones, terminamos la jornada en la Virgin Beach (20.000 rupias / 1,18 euros), una playa de arena fina, agua cristalina y buena temperatura, en la que disfrutar de un baño (si el oleaje te lo permite), y una buena comida en alguno de los chiringuitos allí ubicados (en nuestra excursión cooperan con un chiringuito específico, en el que disfrutamos de unos deliciosos platos).

Hemos de decir que a lo largo de nuestras excursiones con la empresa Sonrisa Viajes Bali, nos fueron haciendo recomendaciones de visitas, entre las que quizás notéis la ausencia de uno de los templos más famosos de la isla, Pura Lempuyang. Si bien ese templo es uno de los más famosos de la isla, es también uno de los más concurridos, y nuestro guía nos aconsejó no visitarlo a no ser que fuese nuestro deseo expreso, pues la apertura es a las 6.00 horas de la mañana y se forman unas colas que pueden llevarte a esperar 3 horas o más. Por nuestra parte, además de evitar el madrugón (porque si vas, lo más recomendable es llegar una hora antes de la apertura, como mínimo), aprovechamos para conocer otros lugares más frecuentados y no perder horas de nuestro tiempo en la isla esperando una cola.

Días 8 y 9: Isla Gili Air

Para terminar nuestra estancia en Bali elegimos pasar unos días en las famosas islas Gili, un archipiélago formado por Gili Trawangan, Gili Meno y Gili Air, siendo esta última la que nosotros escogimos para hospedarnos por su mezcla entre tranquilidad y ambiente. Y es que Gili Trawangan es más conocida por ser la más animada de las tres islas en cuanto a ocio nocturno, mientras que Gili Meno es la más tranquila si buscas unos días de desconexión total.

Partimos desde el puerto de Padangbai hasta llegar a Gili Air, una pequeña isla que puede recorrerse entera en el mismo día haciendo una ruta en bicicleta (te las alquilan en distintos puntos) a su alrededor, descubriendo sus hermosos rincones y playas. Moverse en bicicleta es lo ideal en la isla, ya que es lo más cómodo para recorrer sus caminos de arena.

Además de recorrer la isla, es muy recomendable contratar una excursión para hacer snorkel, pues el fondo marino que rodea a este archipiélago es muy rico en cuanto a corales, peces de todo tipo de colores y, especialmente, tortugas. Sin duda, la sensación de nadar entre las tortugas, incluso llegar a tocar a algún ejemplar, es una experiencia que no puedes perderte y que nunca olvidarás. Para ello, puedes seleccionar una visita en grupo o contratar servicios individuales y exclusivos, que te llevarán a conocer puntos destacados como la famosa obra de arte submarina formada por varias estatuas de personas ubicadas en círculo, cuyo objetivo es contribuir al crecimiento de los arrecifes de coral, y en torno a la que se aglutina una rica fauna marina.

Día 10: Kuta y fin del viaje a Bali

Una vez transcurridos nuestros días en las islas Gili, regresamos al puerto de Padangbai, desde el que nos desplazamos hasta Kuta, una de las ciudades más animadas de la isla de Bali, conocida por su alta oferta de ambiente y ocio nocturno. Allí pasamos la última noche, paseando por la zona del mar, en la que puedes encontrarte restaurantes y locales en los que disfrutar de una cena o cóctel con vistas únicas. A la mañana siguiente, recorrimos un poco la ciudad, acercándonos hasta la playa para contemplarla de día, para posteriormente trasladarnos al aeropuerto internacional Ngurah Rai, en el que nos subimos a un avión rumbo al cosmopolita Singapur, en el que pasamos los últimos días de nuestro viaje asiático.

Para terminar, os dejamos algunas recomendaciones de actividades en Bali por si os resultan de ayuda o interés, por si no queréis improvisar y llevarlo todo atado, y con las que podéis contribuir al mantenimiento de este blog 🙂

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