Paracas

Paracas

Tras el madrugón de las 3:45 horas de la madrugada para coger un autobús, llegamos a Paracas, un pequeño pueblo costero en el que hay dos actividades fundamentales: la visita a las islas Ballestas y la reserva de Paracas.

Las islas Ballestas son un conjunto de islotes con una gran riqueza de fauna en la que abundan los pelícanos, leones marinos y pingüinos principalmente. La visita es en barca y recomiendo abrigarse porque es temprano y se puede pasar algo de frío. En cuanto a la reserva de Paracas, se trata de un área desértica protegida en la que se encuentra la fascinante Playa Roja, denominada así por el color de su arena, fruto de los minerales férreos de los acantilados de la zona. Se trata de una playa protegida, reservada para que los animales puedan alimentarse, por lo que no es posible bajar, pero merece la pena por la belleza del lugar.

Durante la excursión que contratamos nos llevaron al restaurante Sol de oro. Aunque no era obligatorio, decidimos probarlo y, a pesar de que al principio no nos daba confianza básicamente porque imagino que tendrán un acuerdo con la agencia de las excursiones y el sitio puede estar bien o no, he de decir el arroz con marisco y el tiradito que probamos estaban muy buenos (por cierto, aprovechad para pedir platos de pescado en los lugares cercanos a la costa, pues el pescado más fresco y rico está en estas zonas).

Tras las excursiones nos llevaron de vuelta al pueblo y aprovechamos para pasear un rato, aunque es pequeño y se recorre rápido, tiene su encanto, por ejemplo, ver el atardecer desde el embarcadero.

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