Desde Písac nos dirigimos a Urubamba y de ahí a Ollantaytambo (no hay un colectivo directo y hay que hacer una parada). En Ollantaytambo es desde donde parte el tren hacia Aguas Calientes, la ciudad más cercana a Machu Picchu. A pesar de que habíamos leído que se trataba de un lugar bastante feo y muy turístico, lo cierto es que tampoco nos decepcionó tanto, pues la ubicación entre montañas es espectacular.
Tras pasar la noche en Aguas Calientes, al día siguiente subimos en autobús hasta Machu Picchu. Para ello había que esperar una cola bastante larga (y eso que no era temporada alta) y, mientras esperábamos, contratamos junto a otros viajeros los servicios de una guía acreditada de las que se pasean por la zona captando clientes. Aunque no es obligatorio hacerlo, merece la pena porque por libre nadie te explica el significado e historia de los diferentes rincones del lugar.
Pasamos buena parte de la mañana recorriendo este majestuoso emplazamiento lleno de historia en un día soleado espectacular, para, una vez finalizadas las explicaciones de la guía, subir al Huayna Picchu, la montaña súper vertical que se ve en las típicas fotos al fondo.
A pesar de que hay algunos trozos algo más difíciles, recomiendo al menos intentar subir aunque no sea hasta arriba del todo (yo me quedé bastante arriba pero no lo completé), pues las vistas son espectaculares. No te asustes cuando pidan tus datos antes de subir, es algo que hacen por rutina para asegurarse de que todos los que suben también bajan, pues en alguna ocasión ha habido algún accidente que no ha terminado del todo bien y es una forma de concienciar al viajero a no salirse de las rutas marcadas.
Tras bajar del Huayna Picchu hicimos un trozo de la ruta de la Puerta del Sol, muy recomendable porque puedes ver la entrada por la que llegan los viajeros que realizan el camino Inca hasta Machu Picchu, y vimos el antiguo puente Inca, la verdad, bastante impresionante debido a su estrechez y si situación al borde del precipicio, bastante peligroso. De hecho, hay una cuerda para agarrarse y no caerse por el precipicio y también piden los datos antes de entrar.
Al finalizar la visita bajamos la montaña andando, un camino muy bonito en medio de la selva, y desde Aguas Calientes cogimos el tren de vuelta a Ollantaytambo.
Qué recuerdos. Perú y Machu Picchu están en mi top 3 de destinos favoritos 🙂 un placer rememorarlo con tus textos viajeros.
Desde luego Perú hay que visitarlo al menos una vez en la vida! Muchas gracias!